Este es el título de un artículo de un periódico local cuya opinión quiero dejarles.
"Suiza, sin océano, tiene una de las flotas navieras más grandes del mundo.
La diferencia entre los países pobres y ricos no es la antigüedad del país. Lo demuestran los casos de países como India y Egipto, que tienen miles de años de antigüedad y son pobres.
En cambio, Asutralia y Nueva Zelanda, que hace poco más de de 150 años eran casi desconocidos son hoy países desarrollados y ricos.
La diferencia entre los países pobre y ricos tampoco son los recursos naturales con que cuentan, como es el caso de Japón que tiene un territorio muy pequeño y 80% es montañoso y no apto para la agricultura y ganadería; sin embargo, es la segunda potencia mundial, pues su territorio es como una inmensa fábrica flotante que recibe materiales de todo el mundo y los exporta transformados, también a todo el mundo, logrando su riqueza.
Por otro lado, tenemos a Suiza sin océano, pero tiene una de las flotas navieras más grandes del mundo; no tiene cacao, pero sí el mejor chocolate del mundo; en sus pocos kilómetros cuadrados pastorea y cultiva solo cuatro meses al año ya que el resto es invierno, pero tiene los productos lácteos de mejor calidad de toda Europa. Al igual que Jápón no tiene recursos naturales, pero da y exporta servicios, con calidad muy difícilmente superable, es un país pequeño que ha vendido una imagen de seguridad, orden y trabajo, que lo han convertio en la caja fuerte del mundo.
La actitud de las personas es la diferencia. Al estudiar la conducta de la gente en los países ricos se descubre que la mayor parte de la población sigue las reglas y acuérdense que el orden podría ser discutido sanamente:
La moral como principio básico; el orden y la limpieza; la horandez; la puntualidad; el deseo de superación; el respeto a la ley y a los reglamentos; el respeto a los demás; su amor al trabajo; su afán por el ahorro y la inversión"
Diario 2001. Sábado 28 de abril de 2012
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