martes, 9 de octubre de 2012

¿Podemos de verdad amar al prójimo?

Para complementar lo expuesto por Valentín Arenas Amigó en la "entrada" anterior a esta, y lo que hemos venido citando de Emetrio Gómez les hago llegar la última publicación de éste último:

Una crisis ante la cual los únicos que tienen algo que decir son los que apelan a la Religión

EMETERIO GÓMEZ |  EL UNIVERSAL
domingo 7 de octubre de 2012
 
Solemos insistir sobre lo que sin duda es el mérito más grande del Cristianismo: poner el énfasis en el Amor al Prójimo, es decir, en los Sentimientos, en lugar del Pensamiento, el Conocimiento, la Ley, la Lógica o la Racionalidad. Frente al Judaísmo, que ponía en primer plano a la Ley y los Diez Mandamientos; y frente a la Filosofía Griega -el otro gran componente que constituyó a la Civilización Occidental- y que puso todo el énfasis en el Conocimiento, el Pensamiento, la Razón, la Ciencia y la Tecnología, frente a todo ello, Jesucristo enfatizó los Sentimientos, el Espíritu, la piedad y la compasión.

Pero, además -es decir, no conforme con poner los sentimientos por encima del pensamiento y el conocimiento- el Cristianismo, con audacia inaudita, saca el Amor al Prójimo de la esfera restringida de la familia, la etnia, la raza, el clan, la secta, la nación, la religión específica que se profese, el partido o la facción en los cuales se milite, la clase social a la que se pertenezca, etc., etc., para poner dicho Amor a nivel del Universo, ¡¡de la totalidad del género humano!! No se trata -por supuesto- de obviar las profundas y loables cercanías, ni los poderosos sentimientos de identidad, que cada una de esas esferas genera. Se trata de ir directamente al Universo de todos los seres humanos. Por más que sepamos que pasará mucho tiempo antes de que se asome siquiera en nosotros la idea de tratar de manera similar (para no pensar ni remotamente en el "querer por igual", que llevará algunos milenios adicionales) a mis hijos y a los que no lo son.

Entre otras cosas, porque está metida muy profunda en nuestra naturaleza animal más recóndita, una borrosa simpatía por los que son de nuestra misma raza, religión, bando político o nacionalidad. Hablar el mismo idioma y hasta tener el mismo acento (¡¡tú sabe de que estoy hablando, mulato!!), sobre todo si estás en otro país, ya detona una cierta simpatía. Pasarán siglos, antes que se asome muy tímidamente en nosotros la idea de que tal vez en un mundo absolutamente utópico e imaginario, la noción de Amar al Prójimo pueda significar "amarlos a todos por igual". Porque eso sería contranatural... ¡¡Y vivimos todavía demasiado aferrados a la idea absurda de que somos Seres Naturales!! Nada de lo cual impide que, aunque sólo sea como pasatiempo, probemos a acortar un poco, una pizquita aunque sea, el abismo insondable que media entre los que son nuestros amigos y los que no lo son... ¿¡¡Entre mis hijos y los que no lo son!!?

Y allí, precisamente allí, hace su aparición esa poderosa frase al parecer del propio Jesucristo: "Amar a quien te ama no tiene ningún mérito". Nada más natural que amar al que te ama; o que una mujer ame a un ser que llevó 9 meses en sus entrañas, que milagrosamente se formó a partir de su propio ser, de sus vísceras y de la infinitud de su Espíritu. El reto del Ser Humano es cómo rebasar esa barrera animalona, para desarrollar, si no el Amor al Prójimo pleno, por lo menos algún tipo de sentimiento hermoso por los que no son sus hijos. Esa dimensión espiritual que empieza a perfilarse ahora que la Humanidad pareciera no tener salidas. Ahora que comenzamos a captar tenuemente que la Religiosidad pudiera ser la única solución para una Crisis Civilizacional frente a la cual ni las Ciencias Sociales ni la Biología del Amor ni Derridá, Edgar Morin, Habermas, Rorty, Maturana, Foucault o Deleuze, tienen mucho que aportar. Una crisis ante la cual los únicos que tienen algo que decir son los que apelan a la Religión: Levinas, Jonas, Buber o Küng.

Temor colectivo

He citado creo que una o dos veces a un columnista: Valetína Arenas Amigó, en este blog.
El día de hoy pude recoger otro de sus artículos que me ponen a pensar en la "naturaleza del hombre" y la teoría del quiebre de la razón que plantea otra presona que he citado en este mismo blog, Emeterio Gómez.

"...
UNA TESIS DE GRADO que resultó profética. "Ni prólogo, ni siquiera a manera de prólogo" quieren ser estas líneas. Son simplemente la presentación de una tesis de grado sobre Un Nuevo Concepto de la Empresa y la Distribución de sus Beneficios".
"Un temor colectivo parece proyectar su sombra sobre el futuro de los pueblos libres del mundo. Hambre, malestar social, guerras, esclavitud... y detrás de todo este telón no palpita más que una misma verdad: la mala distribución de las riquezas ha sido la causa de este instante crítico por el cual atraviesa la hisotria de la humanidad. Muchos pobres y unos pocos ricos, es la clave que descifra maravillosamente el panorama universal. Si los pobres fuesen menos pobres y los ricos menos ricos, no viviríamos ahora pendientes de una catástofre que amenaza acabar con el dinero de los ricos, con la libertad de los pobres y con la dignidad humana a que tienen derecho ricos y pobres".
"El sistema que vamos a tratar busca la paz mediante la justicia social porque tenemos que convencernos de que mientras haya hombres con hombre habrá guerra".
"Mientras una o dos naciones absorban todo el comercio y controlen toda la banca mundial habrá guerra. Mientras la ansias desmedidas de lucro no sean sustituidas por la justicia social y la caridad cristiana, la situación del mundo seguirá siendo grave. Los males o se acatan en sus causas o se acaban".
"La medida que sostenemos es avanzada y la tesis también. Para muchos será inaceptable. Sabemos que el capitalismo no lo va a entender porque "aparentemente" ataca su interés; sabemos también que el líder obrero tampoco aceptará una medida que si se aplicara pondría fin a su liderazgo. Nada de eso nos importa, porque esta tesis no busca defender intereses particulares sino el supremo interés de la Nación que, al fin de cuentas, es también interés de obreros y de patronos. En él tenemos puestos fijos los ojos, y para servirlo con sinceridad escribimos estas páginas que no tendrán, seguramente más mérito que éste".
"Si los patronos fueran un poco más generosos y los obreros más pacientes y confiados, la repartición de utilidades en las empresas cubanas abrirían una nueva era de paz social, aumentarían la producción y, como consecuencia, el bienestar nacional".
"Creemos que ha llegado la hora de decir con León XIII que las riquezas tienen una "función social" que cumplir y que es mucho mejor satisfacer este mandato de la moral por iniciativa propia que por imposición de un Estado Comunista. Los ricos de Hungría amaron tanto sus riquezas que vino el comunismo y se las arrebató de cuajo. Y los de Bulgaria, Checoslovaquia, etc., etc., lo mismo. Ahora, sin lugar a dudas, hubiesen preferido repartir las utilidades de sus negocios con sus obreros, pero ya es tarde. Con su capital también han perdido su libertad y muchas veces su vida. Ya no pueden repartir utilidades".
"Dios quiera que los hombres de negocios cubanos sean más inteligentes y más generosos, y prefieran dar por las buenas, lo que de otra forma podrían algún día perder por las malas".
NOTA: "Ensayo sobre un nuevo concepto de la Empresa y la Distribución de sus Beneficios". Tesis de grado del autor, La Habana 1950. Nueve años después Fidel se instaló en el poder.